Zurrón de los Recuerdos «Ritual en la Montaña Sagrada La montaña de Amagro 13 de enero de 1996»
Buenos días a todas y a todos. En el último Zurrón, les hablé del acontecimiento acaecido en la Necrópolis de la Guancha en el Agujero de Gáldar, Gran Canaria, en los años 1988 y 1989. Hoy quiero hacerlo de un Ritual celebrado un 13 de enero de 1996 en uno de los Monumentos Naturales que tenemos en la Ciudad de Gáldar, La Montaña de Amagro.
Al igual que hicimos el pasado sábado, volveremos nuevamente a disfrutar de la imaginación. Pero antes, y para situar a los oyentes, quiero contarles cómo nació la idea de la realización de este acontecimiento.
Recordarán, que don Pedro Castejón González, fue el autor de Nariz de Perro, obra, de la cual me basé para realizar la adaptación bajo el título Historia de Amor de los Antiguos Canarios, como les dije en el Yacimiento Arqueológico de la Necrópolis de La Guancha. Por el mes de noviembre del año 1995, se pusieron en contacto conmigo dos ciudadanas de Las Palmas de Gran Canaria, las señoras Kety Castañeda Trujillo y Digna Quintana Medina. Pretendían organizarle a don Pedro un homenaje. Posteriormente, nos citamos en el Casino de Gáldar. Aunque ellas estaban decididas en realizarlo en la capital, yo les pedí un tiempo prudencial para decidir lo que se debía hacer de acuerdo con la personalidad de don Pedro y su relación con esta ciudad.
En principio llegué a pensar en la Necrópolis, pero posteriormente, y les confieso que no se por qué se me ocurrió, decidí que fuese la cima de Amagro. Quizás y como todos los galdenses sabemos, por tratarse de un lugar Sagrado.
En la siguiente reunión, y ya con el borrador de un guion en la mano, les planteé la idea, y al poco tiempo visitamos el lugar. Allí, junto a su hijo Agricio Castejón Cabral se decidió que era el lugar más idóneo.
Después de varios ensayos, elegimos la fecha, el atardecer del sábado 13 de enero de 1996, de acuerdo con el calendario lunar.
Los únicos programas que se hicieron, fueron repartidos a los asistentes al acto, éstos se enteraron mediante avisos personales. Fue nuestra pretensión no hacer un gran espectáculo, sólo un acto íntimo con los familiares y los amigos más allegados al homenajeado. Entre los miembros del Grupo Ajódar y el personal voluntario, encargados de la puesta en escena, llegamos a sumar unos 70 actores, que actuamos para más de un centenar de invitados.
El lugar de la cita era el famoso Vertedero de Basuras, por aquella época, bastante criticado por la mayor parte de la vecindad galdense. Se trataba de un gesto de apoyo para lograr entre todos, que aquella barbarie desapareciera del paraje natural. Afortunadamente, al poco tiempo se consiguió.
Desde aquel lugar y hasta la cima, eran trasladados por seis “todo terrenos” de varios amigos colaboradores.
En el atardecer del día señalado, con la caída del sol y la llegada de la luna, ya que interesaba incluir en el reparto a ambos, comenzó la escenificación. Imaginémonos estar sentados a ras del suelo de aquel hermoso lugar para oír la siguiente narración:
Amagro, singular islote terciario, cuya genealogía geológica es anterior, en varios millones de años, a la propia Montaña de Gáldar, su hermana menor, más tardía pero también, más bella.
En las rancias toponimias, en los cronicones y en los más acrisolados relatos de nuestra Antigüedad insular, Amagro es junto a Tirma, uno de los santuarios de aquellas etnias de la gentilidad canaria. Tirma y Amagro. Roque singular, de territorio demarcado, recinto sagrado, lugar de culto. Dehesa comunal donde meter el ganado y donde los perseguidos por la justicia podían beneficiarse del derecho de la libre hospitalidad.
Amagro, visto desde la colina de Gáldar, en los detenidos atardeceres de septiembre, tiene toda la grandeza que confiere la serenidad y el atavismo de su misma silueta, rematada por los mojones, donde el alisio del verano se detiene y le hace una extraña caricia.
Amagro, pétreo, silencioso, imponente como un buque fantasma, cruzando la noche densa y fustigado con tu cerrada frente los veloces corceles del tiempo. Amagro, templo de piedra, isla.
(A continuación, como si del abismo surgieran, aparecen las harimaguadas, llevan en las manos ramas de cañas e incienso. Cuando llegan al Tagoror, dibujado en el suelo con piedras de antaño, miran hacia el Sol y le hacen una leve inclinación con la cabeza. Se acerca una Sacerdotisa con un gánigo en las manos alzadas, de su interior, surge una llama con olor a incienso.
Se acerca también otra sacerdotisa con un Tamarco en sus manos. Al poco aparece el Faicag y se oye la oración que dirige a lo alto)
¡Gloria a Ti, Alcorac!
¡oh, Gloria de las Glorias!
¡oh, Señor, escucha en la tarde mis palabras,
porque a Ti oraré!
¡Y diré tu nombre, glorioso en toda la tierra!
¡oh, Padre de los días y Padre de los hombres!
¡Hombres todos, aclamad a Alcorac con voz de júbilo
porque ha vuelto de nuevo entre nosotros!
¡Alabado sea tu nombre!
¡de norte a sur y de oriente a poniente!
(Y con la llegada de Andamana y Gumidafe, continúa la narración)
Amagro, recinto sagrado, hermoso lugar de culto, a ti acudían anualmente los Cortejos de Harimaguadas y el pueblo llano para propiciar y solicitar a Alcorac mejores cosechas y las tan ansiadas lluvias. Desde aquí podemos divisar uno de los paisajes más impresionantes del norte de Gran Canaria, con el telón de fondo de los Gayartes y los Tamadabas, Las Guayedras y los recortados andenes de la Aldea y de Artenara.
Hoy, después de tantos años que lo hicieran nuestros antiguos canarios, volvemos a ti, un grupo de amigos escogidos, unos con lazos familiares y otros con lazos de amistad, todos queremos arropar a una persona, que desde que tuvo uso de razón ha dedicado todo su saber y todo su tiempo, a rememorar nuestra historia, lo ha hecho a través de la escritura, con varias publicaciones que ya permanecerán por los siglos en muchos hogares canarios: «NAGUADAC», «NARIZ DE PERRO», UNA DINASTÍA GUANCHE», «GUANARTEME TENESOR» y otros trabajos que deseamos que pronto salgan a la luz.
Él, está con nosotros desde el año 1.906, quién le diría que cuando llegara a las Canarias tuviera que pisar primero Arucas, la tierra de DORAMAS, (ADORHAMAD) Nariz en alto, Aguáteke de Guanariragua, aquel que fuera capaz de decir que las leyes que existían en aquellos momentos había que modificarlas, ya que eran de otros tiempos. Pensaba que las leyes impuestas por los nobles mataban prematuramente a todo intento de poder revelar una personalidad y temperamento, aunque fuera en beneficio de la Isla, y que era mejor dejar de observarlas ante el trance de perder la libertad y la vida de todos los isleños.
Todos estamos aquí, por una hermosa iniciativa de dos personas que te quieren mucho, Digna y Kety, querían festejar ante Alcorac, el más alto, la cima, sustentador del cielo y tierra, el grande, el sublime. Festejar y dar gracias por tener entre nosotros a este BETULE…
(Aquí, dos Harimaguadas van a localizarle entre el público y le traen de manos, él muy sorprendido al ignorar lo que se preparaba accede, y continúa la narración) …
PEDRO CASTEJÓN GONZÁLEZ, aunque, como dijimos llegó a tierras canarias en el año 1.906, sabemos que esa fue su segunda visita, la primera en 1.460, Es por lo que hoy, a través del «túnel del tiempo», nos hemos situado en los años 1400-1600, para verle llegar, como así lo hiciera NAGUADAC, aquel gran sabio venido de fuera, y ver que desde la edad de 7 años entró como discípulo de un sacerdote de Guayadeque en Telde, y a los 15 como discípulo de un sacerdote de Gáldar. Ha permanecido durante toda su vida junto a la clase noble de Gran Canaria. Pasó por serlo por la escuela de guerreros, también un tiempo entre los altos sabios. Fue presentado ante las Atidámanas que con sus poderes sobrehumanos exploraron su mente y fue considerado TENEISORT.
Hoy, en este acto público, en presencia de GUMIDAFE, y ANDAMANA, nuestra primera Reina de Gran Canaria, gran conocedora de los designios ocultos, reguladora de las cosechas y de los ritos de la fertilidad, «Señora de la Tierra», depositaria de la sangre del linaje, Gran Guayarmina, Madre de las Madres de Agáldar, semilla inicial de la raza, del pueblo de la Gáldar eterna, te dará el nombramiento de GAIRE, Noble, miembro del Consejo de las Guerras, del gran SÁBOR, formarás parte de sus 200 miembros de la nobleza, porque sabemos que con tu bondad y gran saber lograrás mantener la paz y la unión en nuestras Islas.
(. Andamana le coloca el Tamarco, mirando al cielo, le pone su mano derecha sobre la cabeza y después sobre el hombro derecho, nuevamente en la cabeza y en el hombro izquierdo. El homenajeado agradece el gesto y con emocionadas palabras de agradecimiento dice:
– ¡Salomona! ¡Sansufa! (Un saludo alegre de paz y amistad para todos)
(Recibe el abrazo de Gumidafe, mientras le coloca al cuello, un cordón de semillas de Drago con una pintadera, símbolo del Tagoror de las Islas. A continuación, el público asistente, se acercan hasta el nuevo Gaire, mojan el incienso que portan en sus manos en el agua, lo sacuden hacia el cielo y lo depositan junto a la piedra central. Luego, con abrazo fraternal le da la enhorabuena al nuevo componente del Gran Sábor. Al final, una hoguera ilumina todo el recinto, dándose por finalizado el Ritual).
Justo al mes siguiente, en el Diario de Las Palmas del 13 de febrero de 1996, la prestigiosa profesora galdense doña Rosa María Martinón Corominas, escribía el siguiente artículo que quiero compartir con ustedes:
Amagro. A 13 de enero de 1.996. Se aleja el solsticio de verano. La regia silueta del monte sagrado sobrecoge. Nos llega, rompiendo siglos, un hondo silencio. Otea el horizonte un grupo de pastores. El color de sus tamarcos se confunde con el ocre de la tierra. La dehesa comunal transmite paz en su grandeza.
De pronto, suena a lo lejos un extraño canto. Es la caracola. A mi lado, un patricio grancanario, D. Agustín Manrique de Lara y Bravo de Laguna, vive intensamente el momento. Su emoción es la mía. Se desborda el corazón ante la presencia real de un pasado que quebranta el alma.
Por un sendero escarpado suben las harimaguadas, sacerdotisas de fuego, escanciadoras de leche, en mágico círculo. Atenta la mirada del Faican. Serena la mirada de Andamana. Algo retirado, Gumidafe observa.
El aire de la tarde es todo incienso que embalsama, gánigo alzado, música en arcanas cadencias. Alcorac, «padre de los días y de los hombres», es honrado en oración. Finalizada ésta, se reúne el Sábor. Tras corta deliberación hacen saber que D. Pedro Castejón González, escritor e investigador de los hechos históricos de nuestros antepasados, es betule respetable, digno de recibir el nombramiento de Guaire, noble entre los nobles y pertenecer, por ello, al gran Concejo del Sábor.
Es el homenaje al novelista, que, conducido por dos gentiles harimaguadas, es llevado a la presencia del Faican, de Gumidafe y de la bella y misteriosa reina de Agáldar, Andamana, que le acoge sonriente.
Recibe el artista los símbolos sagrados y de su boca sale el testimonio del corazón. En bellísimas palabras, secas y rotundas, nuestra lengua vernácula parece querer revivir en la cálida y evocadora voz del Sr. Castejón. El silencio es impresionante, callan siglos de historia. El sol se va hundiendo en el Atlántico y los miembros del Sábor se inclinan gravemente.
El homenajeado recibe el abrazo de los presentes. Un abrazo auténtico que le conmueve hasta las lágrimas. Por el sendero escarpado, sembrado de tabaibas y orobales, la ancestral comitiva se retira. Con ella va algo de nosotros. No sabemos qué. Tal vez ternura, respeto, nostalgia.
Anochece. Bajamos despacio, ensimismados. La luna llena marca el viejo camino. De vez en cuando, Pascual Calabuig Miranda detiene nuestros pasos para hacernos oír la llamada de los alcaravanes. Mágico.
A D. Ángel Ruiz Quesada, a su Grupo de Teatro Ajódar, a todos sus colaboradores, nuestra enhorabuena. Actos culturales como éste deberían prodigarse. ¡Ojalá! doña Rosa María, ¡Ojalá!
Si interesante ha sido lo que les he narrado, más aún fue lo ocurrido el día 30 de noviembre de 1.997 en el mismo lugar, la cima de Amagro Allí se esparcieron las cenizas de Don Pedro Castejón González una vez fallecido, cumpliéndose el expreso deseo de su hijo Agricio Castejón Cabrál. ¿¡Que mejor lugar que la Montaña Sagrada!? Sobre las 6 de la tarde, al igual que lo hiciéramos el día 13 de enero del año anterior, nos concentramos un grupo de amigos y familiares, nos situamos en el Tagoror. Allí coincidimos la Cultura, el Esoterismo y la Naturaleza, una tarde preciosa, (como cualquier tarde en aquel lugar, al que les invito que no dejen de visitarlo). Todos, dijimos algo, unos en alta voz y otros en silencio. Luego, Agricio, con la urna que contenía las cenizas en las manos, se alejó un poco, como si quisiera estar sólo con su padre, luego, me llamó, y junto a mí, esparció un poco hacia el “aire sagrado” del lugar… luego me la cedió, sentí algo tan hermoso y difícil de explicar… hice lo mismo… a continuación, uno a uno, repitieron el rito. Unos la esparcían sobre alguna de las plantas siemprevivas de Amagro, otros, simplemente lo hacían en las manos y se las pasaban por su ropa. Ildefonso Mendoza Álamo (Gumidafe), se le ocurrió hacerlo en el centro del Tagoror (que aún permanece intacto), también sobre la “piedra sagrada” que preside el mismo. En ese instante, curiosamente oímos el canto de un Alcaraván. Todos, con mente fotográfica intentábamos retener lo que pasaba, ya que nos habíamos propuesto que ninguna máquina fotográfica interrumpiera con los destellos del flash aquellos preciosos momentos.
Luego, y sin pretenderlo, cada uno, llevábamos unas hojas de romero y de incienso. Hicimos una pequeña hoguera y el perfume inundó todo el recinto. Allí contábamos anécdotas… todo, como si don Pedro estuviera con nosotros. De verdad, estaba con nosotros. Le dimos una pequeña sorpresa a su hijo Agricio: un rótulo para que lo clavara en el suelo, para que desde ese instante, aquel lugar, para todos los asistentes se llamará: TAGOROR PEDRO CASTEJÓN TAGORESTE (que como todos sabemos, así se le llamaba al dignatario, que era el que presidía el Sábor, que como es natural recaía en personajes de importancia).
Anochecía, todos bajamos, nos despedimos, llenos de una gran energía volvimos a nuestros hogares, con un compromiso que repetimos al unísono: ¡Este encuentro tenemos que repetirlo!
Por todo ello, sólo me queda decir, ¡Gracias Don Pedro!, ¡Gracias Agricio!, ¡Gracias a toda la familia!, gracias, por elegir este lugar, los galdenses intentaremos por todos los medios cuidarlo como es debido, cuidarlo como un LUGAR SAGRADO.
Muchas gracias a todas y a todos, y que tengamos un buen día. ¡Hasta el próximo Zurrón!
ÁNGEL RUIZ QUESADA
Gáldar, Gran Canaria
BIBLIOGRAFÍA
Celso Martín de Guzmán
Pedro Castejón González
Rosa María Martinón Corominas