Visita mi pueblo 3ª Parte, “Plaza del Calvario, y dos”
Hola David, buenas tardes, aquí estamos de nuevo. Mis mejores deseos para este día a todas, y a todos.
Antes de comenzar con la Crónica de hoy, me van a permitir que les robe un trocito y, de nuevo, lo dedique a mi Nietito Daniel, y cuando nombre a mi nieto, les ruego a todos que se acuerden de los suyos, ya que ellos representan el futuro…Como les decía, porque hoy es Advocación a San Daniel. Se sabe que existen tres celebraciones con este nombre: el 11 de septiembre, el 11 de diciembre y el 3 de enero. Nosotros, la familia, escogimos el que, en ese momento, el 3 de noviembre del 2009, cuando nació, nos gustaba más. Por lo tanto, nuestro Daniel, representa al Profeta que sobrevivió al foso de los leones. Es una historia bíblica preciosa, fácilmente localizable en “San Google bendito”, permítanme la expresión, me refiero a internet. Así que hoy, felicidades a los Danieles que lo celebran este día, en especial, mi nieto Daniel González Ruiz.
Ahora ya, comienzo, y lo hago solicitando a los oyentes una nueva prórroga, respecto a las Guayarminas, pues sí, porque continuaremos sentaditos en las escalinatas de la Plaza del Calvario, y, esto lo hago, en contestación a muchas llamadas interesándose del porqué, acabé la crónica anterior, con estas palabras, que decía así:
“La Plaza del Calvario”, actualmente, incomprensiblemente cerrada al público, solo se puede ver, a través de unas rejas de hierro, como si de una propiedad privada se tratase. Y también el porqué de la frase “Mi Plaza”.
Por ello, los detalles que les quiero contar, los quiero compartir con todos los oyentes. Les advierto que, por muy largo que parezca, se trata de una síntesis. La explicación completa aparecerá en su momento, con muchos otros temas, en la publicación que preparo.
(Los oyentes que nos escuchas por primera vez, para que se sitúen, han de acudir por medio de la página que les he comentado www.angelruizquesada.com en el apartado “Mi colaboración con David Hatchuell 2022” picar en: Visita mi pueblo 2ª parte “Plaza del Calvario”)
Desde la azotea de casa, nos alegra enormemente, ver con frecuencia a muchos vecinos, pasar por la misma, mirar a través de las rejas hacia las tres cruces, pararse un poquito, y santiguarse o persignarse tres veces, una por cada Cruz. Vemos que lo hacen con mucho respeto y desde luego, con mucha fe. Vaya usted a saber lo que piden cuando lo hacen.
Hemos de situarnos, cuando les comentaba la creación de la comisión Informativa de Obras y Urbanismo de mi Ayuntamiento galdense con la relación de los miembros de la misma.
Una de las iniciativas que aporté a la Comisión fue, el recuperar el estanque mencionado para una futura plaza, fue una de las tardes de noviembre de 1.979, cuando propongo que deberíamos hablar con don Eusebio García Sosa, bien conocido en el norte por “Maestro Eusebio”, el encargado de los Herederos de don José Samsó Henríquez con una personalidad entrañable, curiosamente, Juan García Martín, me dice que se trataba de su tío, y que él no se atrevía, porque le infundía mucho respeto, insistía que lo hiciera yo, ya que para él era el más decidido, entonces le dije que preparase la entrevista. A los pocos días, nos vimos en el domicilio de don Eusebio en la Atalaya de Santa María de Guía. Nos trató de maravillas, cuando nos sentamos nos presentamos y a continuación, todos miraron hacia mí y comencé a plantearle el tema.
Comencé diciendo como que, estábamos pensando en el estanque mencionado, para llenarlo de tierra y reconvertirlo en una plaza, le pregunté que, si estaba dispuesto a efectuar una permuta por cualquier otro solar con el Ayuntamiento, él, automáticamente nos dice como que aceptaría cederlo a cambio de que el Ayuntamiento se comprometiera a conectar la red de alcantarillado de la Urbanización de San Sebastián, con la red general que se iba a colocar por el barranco de Gáldar por el Servicio Hidráulico, ya que por ello tenían paralizada las obras. Yo, miré para Juan García, Juan Rodríguez y Roberto Suárez (mi cariñoso recuerdo a los tres), con las miradas me asintieron la propuesta, entonces le dije a don Eusebio como que estábamos conformes, que lo llevaríamos al próximo pleno para que se tomase el acuerdo correspondiente que, con toda seguridad, sería positivo, él, me interrumpe diciéndome que le “bastaba la palabra de un hombre” y que, si yo me comprometía ante él, “eso”, estaba hecho. Siempre recordaré que “encima” tuvo el bonito gesto de brindarnos con un buen vino y un queso que aún recuerdo el “quemor” del mismo. Le insistí si ya podíamos disponer del estanque, él volvió a repetir lo de “la palabra”. Entonces, al salir de allí, con las despedidas pertinentes, nos dirigimos al solar de “Suárez Armas”, lo que hoy es “Maderas Suárez Armas, en la Calle Delgado, 115, Camino de Santiago, justo junto al Molino de mi querido suero Bartolomé Molina Santiago, más bien conocido por el “Molino de Bartolito”. Como les decía, ya que, por aquel entonces, se estaba limpiando el solar y, junto a mi domicilio, pasaban contantemente grandes camiones cargados de la tierra que sacaban del mismo. Muy eufóricos, les dimos instrucciones a los camioneros para que echaran la tierra en el estanque. Así fue como recuperamos el espacio de la Plaza.
Se preguntarán el porqué de una Plaza con el Calvario, les contaré que desde la creación de la ciudad de Gáldar, nuestras anteriores generaciones, en muchos pueblos, existía la sana tradición de colocar a la entrada de los mismos tres cruces, y también, una cruz a la entrada de las viviendas. Aquí tenemos testigos, la que está frente al actual Teatro Guaires junto al Polideportivo Municipal, también en los Caseríos, Los Ranchos, las “Tres Cruces” en Montaña Alta de Guía, En los Quintanas etc.
Existe una imagen que nos dejó el grabador Williams en el siglo XIX, dónde claramente se ve, un antiguo Calvario a la entrada de la ciudad, éste, junto a un abrevadero donde bebían los ganados, posiblemente bien podía existir una fuente, o bien una acequia, así como un estanque que servía para el regadío de la agricultura de aquellos tiempos. Estos fueron los motivos que me llevó a la elaboración de un pequeño proyecto, al Pleno de la Corporación, solo quedó como un simple ruego.
Al pasar el tiempo, por muchos que formulaba no conseguía que se llevara a efecto. En una ocasión, convencí al Jefe de la Oficina Técnica del Ayuntamiento don Evelio Sosa y, juntos trazamos las líneas, de lo que sería La Plaza como así se recoge en unas fotografías.
Junto a mi mujer y mis hijas, logramos traer del barranco montones de piedras para hacer un círculo y evitar que el espacio se convirtiera en un aparcamiento.
Definitivamente, en el pleno del día 1 de febrero de 1.982, presento una moción con el siguiente tenor:
“Ángel Ruiz Quesada, Concejal del Excmo. Ayuntamiento de esta Ciudad, por el Grupo de U.C.D. formula a la consideración de la Corporación la siguiente: MOCIÓN.- Desde hace más de dos años se logró la cesión del terreno para la futura “Plaza del Calvario”, sobre el antiguo estanque cedido por la familia de don José Samsó, siendo adaptado y rellenado en forma provisional.- La escasa cuantía de las obras aconseja que por la Corporación se acometa su realización que por otra parte lograría el adecentamiento de un rincón que con aquel mínimo esfuerzo económico contribuye el embellecimiento de la Ciudad….
Después de la deliberación correspondiente se acordó por unanimidad:
1º Encargar los proyectos técnicos a costa del Ayuntamiento.
2º Habilitar la cantidad necesaria para proceder a su pago
3º Que la comisión de Obras en unión con la Oficina Técnica, lo estudien y se realicen las obras.
Así y todo, en vista del abandono de esta decisión, el 7 de junio de 1.989, en compañía de toda la vecindad, presentamos, un escrito reivindicando el comienzo de las obras.
Luego, en posteriores legislaturas, se logró del Cabildo Insular, la financiación de lo que hoy es “La Plaza del Calvario”, ésta, a “toda carrera” también entró en las “prisas de unas elecciones” concretamente las del 1995, justo se inauguró un 3 de mayo de 1.995, coincidiendo con el 475 aniversario de la Fundación del Convento de San Antonio de Gáldar.
Cuando más tranquilos estábamos, luciendo y disfrutando de nuestra Plaza, comienza a construirse un edificio de viviendas a espaldas de las tres cruces. En una vivienda antiquísima que no logramos recuperarla para un Centro Cultural. Asombrosamente, destruyen el muro bicentenario de la misma, no respetan ni siquiera que la pared es medianera, cortan a ras de la misma la cantería que en su momento se respetó, la misma que era el comienzo de la toba de la Montaña de Gáldar. La Plaza es cubierta en su exterior con una enorme valla para evitar que la vecindad viéramos cómo era destruida la misma.
Un enorme cartel anunciador de las viviendas, las cuales, eran ofrecidas con el espacio de nuestra Plaza como lugar de esparcimiento, no solo eso, sino que también las ventanas dirigidas hacia ella rompiendo la intimidad de la misma.
Nos volvimos otra vez a echar a la calle, y logramos recuperarla, pero esta vez nos la cambian por un enorme panteón de cementerios, y los muros, que originalmente estaban a ras de las escaleras lo dejan tan altos que servía de refugio para indigentes. Ese fue el motivo por lo que nos la cerraron con vergas de hierro.
Entendemos que este hecho da a entender una mala gestión de los Asuntos Sociales del pueblo, pues, en vez de resolver el problema social creado, lo que hacen es ahuyentarlos para otro lugar…
Y, aunque me prometí olvidarme de las reivindicaciones, no me resisto en absoluto, aprovechar esta emisora, con la enorme difusión que cuenta, mucho más, este programa, para que quede esta llamada de atención, como reclamo, para que, de una vez, quiten las vallas, ¡por favor! bajen los muros a su tamaño original ¡por favor! y, que podamos utilizar de nuevo la PLAZA DEL CALVARIO para lo que fue creada.
Aún no pierdo las esperanzas.
Y ya, ahora sí, nos levantamos de las escalinatas, que, por supuesto están fuera de las fallas, y hasta el próximo jueves que nos situaremos en nuestras Guayarminas. Lo dicho: Buen día a todas, buen día a todos.
Un saludo cariñoso. Especialmente para nuestro maestro, David Hatchuell.
Ángel Ruiz Quesada