Manuel Brito Guanche, “Manolito el guanche”…
Con qué orgullo nos recordabas tu apellido Querido Manolo… Con qué orgullo…
Recuerdas aquella noche, después de la representación de nuestro “Auto de los Reyes Magos”, que no me resisto en recoger aquí, lo que hice en mi publicación que afortunadamente está colgada en Internet, en la página de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, fácilmente localizable en el séptimo apartado de la página 27 de dicha publicación, A Manuel Brito Guanche, “El Guanche”, siempre dando los últimos toques a los escenarios, entregado en cuerpo y alma a todo el espectáculo. Con cuánta alegría recordamos la anécdota que surgió en una de las representaciones. Al terminar, cuando salían todos los actores a saludar, se desplomó (se vio como que estaba aguantando con sacrificio que llegase el final, puesto que se encontraba indispuesto). Los de la Cruz Roja, siempre prestos, con rapidez lo llevaron al ambulatorio; allí entró en camilla en medio del asombro de todos como mismo estaba vestido, de senador, no ocurriéndose le otra cosa que decir: “¡Aquí me traen desde Roma!”.
Tengo la certeza que, al igual que dijeras aquella frase en el Ambulatorio de Gáldar… lo dijiste en la madrugada de hoy a los Ángeles que te recibían en los Cielos… -¡aquí viene el Guanche desde mi Gáldar!, sí, tu Gáldar, la Gáldar a la que cantabas cada vez que veías la oportunidad, pues, “Un Bolero para Gáldar” tengo la seguridad que Maestro Ignacio Rodríguez Quesada, cuando lo compuso, pensaba en ti, sí, pensaba en ti, porque muchos han cantado el Bolero, que sin pretenderlo se ha convertido en nuestro himno galdense, pero tú, con tu carácter escénico que llevabas dentro de ti, como hombre amante del teatro, le dabas tanta vida al mismo que nos hacías cantar a quienes te escuchábamos. Recuerdo allá por el 97, en una de mis presentaciones de los Artistas plásticos, a la “Pintora Valme García” en el Club Prensa Canaria, una vez que yo acababa, sin nadie que te lo pidiera, te acercaste al micro y nos regalaste a todos los asistentes tu personal armonía de nuestro Bolero que fue aplaudido mucho más que mi intervención…
Cuánto te recordaré Manolito…Recordarás aquellas tres noches que velábamos juntos al intemperie, como guardianes de un tesoro… no sólo cuidando el material de los técnicos de sonido e iluminación, sino inspirándonos en la tierra sagrada de la Necrópolis de la Guancha en el Agujero galdense, junto al Túmulo Real, para la gran representación de “Historia de Amor de los Antiguos Canarios”… Allí, escenificaste el papel de Ituamani el gran mediador Faycán, sacerdote supremo y máxima autoridad después del Guanarteme, mediador de las hermanas ciudades de Telde y Gáldar.
También lo hiciste en el “Ritual en la Montaña Sagrada”, la puesta en escena en Amagro que lo hiciéramos en homenaje a nuestro inolvidable don Pedro Castejón González el cual ha servido de inspiración para mis obras teatrales aborígenes. Recuerdo verte durante dos jornadas del Jacobeo galdense, en la “Peregrinación de la Cultura” de nuestro Grupo teatral Ajódar, tú presidías la misma acompañado de la corte de todas nuestras islas, representadas en unos bellos trajes tradicionales de nuestro inolvidable Néstor a lomo de tres hermosos Camellos…
¡Cuánto hicimos querido Guanche!, ¡cuánto hicimos!
Con tu marcha, me quedaré con tu lámpara, una humilde lámpara que me dejaste con mucha espiritualidad días antes de la presentación de mi último libro que fue utilizada en el Rito, como si estuvieras preparando la Luz para tu último camino desde la tierra hasta el Cielo, mi sincero deseo es que para ti también… se haya Hecho La Luz…
Ahí, en la Gloria, estarás recitando la oración que te caracterizaba en la escenificación como si de un verdadero Sacerdote se tratara…
¡Gloria a Ti, Señor,
oh Gloria de las Glorias!
¡Oh Señor, escucha en la mañana mis palabras,
porque a ti oraré.
¡Y diré tu nombre, glorioso en toda la tierra,
oh Padre de los Días y Padre de los Hombres!
¡Hombres todos, aclamad al Señor con voz de júbilo
porque ha vuelto de nuevo entre nosotros¡
Y nosotros, como las Harimaguadas
te diremos:
¡Almenec Alcorac, Almenec Alcorac…¡
Me quedaré también, con la dedicatoria que me hacías constantemente…-Ángel, ¡levanta la cabeza!… levanta la cabeza, que vale más que te tenga envidia a que te tengan lástima…-
¡Gracias Manolito!, muchas gracias por el cariño que nos tenías…que Dios te acoja en su seno porque te lo tienes más que merecido.