A MI NIETO DANIEL
Author Name
Compartir
El martes, día 3 de noviembre de 2009, a las 08,45 de la mañana con la inestimable ayuda del gran profesional Diego, matrón del Hospital Insular de Gran Canaria, tu padre Benta y tu tía Fayna, has llegado a este mundo, DANIEL.
Este mundo, es el que con muchos sacrificios te hemos preparado todos los que con tanta ansiedad esperábamos tu llegada.
Raquel, tu madre, que fue la que convencida de la necesidad que vinieras ha puesto todos los medios para que hoy estuvieras aquí.
Hace 34 meses, conoció a tu padre, Bentaguayre. Se unieron en matrimonio el 25 de octubre del pasado año en nuestro Templo Jacobeo, aquí fue cuando comenzó tu aventura.
También, esta ansiedad era compartida con tus tíos Artemi y Nieves; Eva y Jóse; Javier y Eli, Débora y Walter; Eva y Emilio, Fayna y Jóse; Andamana y Elio. Y nada más y nada menos que cinco primos: Neus, Edurne, Páula, Álvaro y Emilio.
Y qué decirte de nosotros, tus abuelos, Loly, Juani y yo. Habrás notado que la boca se me ha agrandado enormemente al decir abuelos, ¡Qué palabra más preciosa!, sobre todo, ahora que lo somos.
No sabes cuánto hemos deseado este momento. Ya estoy deseando llevarte de paseo por las calles de nuestra ciudad galdense, para decirle a todos, que serás como tu santo protector, DANIEL, serás como aquél muchacho de hermosa apariencia y mucha inteligencia, aquel que creció y quiso Dios que entendiera la ciencia y los escritos mejor que ningún otro, y además tenía la capacidad de las visiones y los sueños premonitorios. Aquél que revelara los sueños del Rey Nabucodonosor.
Porque Tú, sin pretenderlo, te has convertido en nuestra fiel esperanza de lograr un mundo mejor, porque sabemos que, aunque los sátrapas, celosos del poder que había obtenido un pobre hebreo, lograron indisponer al Monarca contra ti, te acusaron ante el Rey Darío como que todos los días le rezabas a Dios pidiéndole tus deseos antes que al Rey, tú le dijiste como que así era porque no podías mentir, y le dijiste que anteponer a Dios sobre el Rey no quebrantaba ninguna ley, sino que era la obligación de todos los creyentes.
Y cuando por estas manifestaciones fuiste arrojado al foso de los leones, lograste que Dios enviara a un Ángel para cerrar sus bocas y no te hicieran daño alguno.
Si eres capaz de cerrar la boca de un León ¿quién podrá contigo DANIEL?
Pasearemos junto a esta sociedad galdense, en la que con toda seguridad te comprometerás socialmente con ella, porque traes sangre de los «Ruices», la misma sangre de unos de sus mecenas, el Capitán don Esteban Ruiz de Quesada. Porque si él fue capaz de financiar con sus bienes económicos el hermoso Templo de Santiago que disfrutamos, Tú, ayudarás a conseguir otros templos que son tan necesarios como el que ya tenemos: El Templo de la Convivencia, el Templo de la Honradez, el Templo de la Humildad, el Templo de la Solidaridad, y como no, ayudarás también a tu abuelo a conseguir su ansioso Templo de La Cultura, porque sin estos Templos no se logra el tan necesario compromiso social que debemos practicar con todos los que nos rodean.
¡Qué felices nos sentimos DANIEL! Tan felices que nos has llenado de inspiración para que tu abuela, Juani Molina ya te cante una hermosa folía:
Siete amores tiene mi vida
que me llenan de sentimiento,
un marido y cinco hijas
y ahora un hermoso nieto
Con tu llegada has logrado que nuestros ánimos se levanten, para que juntos, sigamos, un día sí y otro también, allanando el camino que tú te mereces, porque tenemos la certeza que será en bien de todos los que convivimos en esta santa tierra.
¡Bienvenido Daniel!, ¡Bienvenido seas!
Tu abuelo
Ángel Ruiz Quesada
Posdata:
Quiero agradecer muy sinceramente al amigo Juan Ruiz Tacoronte, ¡que no se le escapa una!, las felicitaciones que ha colgado en su blog nada más enterarse de la noticia de la llegada de MI NIETO DANIEL, pues sin pretenderlo la recogió en primicia, cuando me llamaba para coordinar la lectura en «Antena Abierta» de Radio Faycán de mi artículo sobre el «Camino de Santiago», yo me disculpaba diciéndole que lo dejáramos para otro día, por la inmensa alegría que sentía en aquel momento, mientras, él simulaba como que no me escuchaba bien y me hacía repetir la hora, el nombre de mi nieto, el nombre de la madre, el nombre del padre… y yo, sin caer en la cuenta que hablaba con un avispado periodista, se lo repetía sin cesar.
Como bien dice en su comentario, a partir de ese momento empezaron a llover llamadas telefónicas de felicitaciones, yo aún, mostraba mi extrañeza hasta que al llegar a casa y abrir su página (como hago todos los días) en principio sentí un poco de pudor, pero luego me alegré un montón, sobre todo cuando comencé a leer los correos recibidos, cosa que agradezco enormemente a todos. También, al buen amigo David Hatchuel que dió a conocer la noticia en su programa regional «Antena Abierta» de Radio Faycán. Igual lo hizo Tere Godoy en Radio Doramas y no sé cuantos más. ¡Gracias, muchas gracias a todos!
A Juan, le decía, que de acuerdo con las llamadas y correos recibidos se demostraba la gran audiencia que tiene su página, incluso le hice el comentario cariñoso, como que su página se parecía a los mejores momentos de Canal 25 (permítanme el símil), pues nadie lo veía y todos hablaban del mismo.
Entre este gran número de llamadas, recibo la del amigo Fernando Malax, autor de la página nuestrasislascanarias.eu, cariñosamente molesto porque no le había dado la noticia y que se había enterado por jarutaco.lacoctelera.net, le expliqué lo arriba expuesto y también recogió en su página lo que para nosotros es una gran noticia, ¡gracias amigo Fernando, muchas gracias!.
Creo Juan, que con colgar la noticia, has demostrado el amor que se tiene por la familia a la que se quiere, y que siempre se busca cualquier medio para pregonarlo. Gracias a ti, nosotros, sin pretenderlo hemos compartido la felicidad con muchos lectores de esta página. Y lo más significativo es que tenemos la certeza de que DANIEL, en su momento se lo agradecerá a todos con un ARTÍCULO A SU ABUELO, y que también, como éste, será publicado en jarutaco.lacoctelera.net.
Ángel Ruiz Quesada