Buenas tardes noches para todos los que nos escuchan el día de hoy y muy buenos días para los que lo hacen por la mañana.
Motivado por la festividad del próximo domingo, he realizado el siguiente comentario, bajo el título
14 de febrero, San Valentín, ¡Día de los Enamorados!
Cuando hablamos de “los enamorados”, creo que la mayor parte de todos nosotros nos centramos automáticamente en las parejas de jóvenes. Los que somos un poco mayores nos atrevemos a decir que “eso” no va con nosotros, que eso es cosa de la juventud.
Pero este concepto lo debemos quizás a que el origen de la celebración de este día, establecido por la propia iglesia, haya coincidido con la muerte de un defensor de la unión matrimonial como lo fue San Valentín. Yo creo, que a estas alturas, todos sabemos la historia de San Valentín, pero no es óbice para recordarla en estos días.
Indagando en lo ya escrito, que hay bastante, nos debemos situar en el año 270 después de Jesucristo, cuando en Roma vivía un sacerdote llamado Valentín. Era una de las tantas épocas del rechazo y la persecución del cristianismo, curiosamente, la historia parece que se repite, pero somos más los que la respetamos que los que quieren hacerla desaparecer, afortunadamente.
Por aquellas fechas, gobernaba Claudio Aurelio Marco Gótico, que estaba al frente del imperio durante menos de dos años (entre el 268 al 270), aunque fue tan querido por el pueblo que incluso llegó a ser divinizado poco después de morir.
Este emperador, tuvo una curiosa ocurrencia, y fue que en su desesperación para no perder el poder, el pensar que los soldados, en el campo de batalla se portaban mucho más valientes si eran solteros, ya que los casados pensando en su mujer y en sus hijos “no rendían lo que debían rendir”. En un acto de gran soberbia decidió prohibir a los soldados romanos que contrajesen matrimonio.
Aquí es cuando surge la figura de San Valentín, un sacerdote que, ante estas injusticias y en defensa de la familia, comienza a casar a los jóvenes enamorados a escondidas, con el riesgo de ser descubierto. Así fue, al poco tiempo de llevar estas prácticas fue ejecutado, justamente un 14 de febrero.
Existen otras versiones, tales como que por estas fechas es cuando se aparean los pajaritos. Otros también lo justifican como que en la antigua Roma se adoraba a Eros, Dios del amor que todos sabemos que era conocido por Cupido y, muchas otras más.
Mi intención con este comentario, es el que logremos extender esta festividad nos sólo para los jóvenes enamorados. Quiero hacerlo llegar a todas las personas, sea cual sea su edad. Pues yo creo que todos coincidirán conmigo cuando decimos que existe el amor “de los buenos amigos”, el “de los hermanos”, el de “nuestros padres”, “nuestros abuelos”, el de nuestra pareja y en especial el amor que sentimos por nuestros hijos.
No hay más que acudir al clásico diccionario, que cuando buscamos la palabra Amor, fácilmente nos detalla que… Es el Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. O también este otro que dice… Es el Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
Yo, como cristiano que me honro ser, no me canso de recordar las preciosas palabras de San Pablo cuando nos habla del amor. El amor es sufrido y bondadoso, el amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado, no lleva cuenta del daño, no se regocija con la injusticia, sino que se regocija con la verdad, todas las cosas las soporta, todas la cree, todas las espera y todas las aguanta. El amor, el verdadero amor, nunca falla.
Por eso, yo les deseo a todos los oyentes de Radio Faycán, que el próximo domingo, día de San Valentín, todos, celebremos este precioso día, no dejemos de expresar el amor que sentimos por la persona amada, como dije antes, el amigo, el hermano, padres, madres, hijos… Hagámoslo con un gesto cariñoso, con un simple te quiero, y, aquel que lo desee que lo haga con un detallito, aunque sea una flor. Pero no dejemos pasar inadvertido el día del amor.
¡Feliz día de San Valentín¡ ¡Y felicidades a todos los enamorados!
¡Hasta otra ocasión si Dios lo quiere!
Ángel Ruiz Quesada
11de febrero de 2010